Tan cierto es que Junior no está eliminado tras los resultados de la segunda fecha, como decir que no le da confianza a nadie. El partido ante Atlético Bucaramanga evidenció una vez más la falta de categoría que esta nómina viene arrastrando y que la tiene desacreditada a los ojos de su hinchada.  

El empate a dos goles entre Atlético Nacional y Millonarios en Medellín dejan el grupo relativamente abierto. El cuadro bogotano está en punta con 4 puntos, seguido del Bucaramanga que tiene 3 y luego el elenco antioqueño se queda con 2 y cierra Junior con 1.

En la siguiente jornada chocarán los ‘Embajadores’ y los ‘Tiburones’ en el estadio Metropolitano.

En teoría, ganando, se mete en la pelea y esperando que pasa entre Bucaramanga y Nacional, podría salir beneficiado. Pero la gran duda es ¿Cómo hacer para revivir a un equipo qué se murió en la recta final del torneo?

Junior no da señas de vida desde el partido que le ganó a Oriente Petrolero. De ahí para adelante todo ha sido más decepción que otra cosa, teniendo de por medio la humillante y vergonzosa derrota histórica 4-0 ante Unión de Santa Fe, luego empate en casa ante Nacional y finalmente rematado de visitante por el Bucaramanga.

El técnico Juan Cruz Real, envuelto en su sabana de insana sobreprotección a sus jugadores, dijo que hasta hace dos partidos eran “unos fenómenos” porque estaban ganando y que ahora nada sirve.

Lo cierto es que el entrenador, que ayer confesó que nunca les hará una crítica a sus jugadores, no ha sabido capitanear el barco. Lo único fenomenal aquí es la caída en un estruendoso pique del rendimiento individual y colectivo de una nómina a la cual Cruz Real no le ha podido dar la vuelta.

Los referentes del equipo han aflojado desde lo emocional y deportivo en los recientes partidos. De ahí que Junior haga el esfuerzo de ser protagonista y al mismo tiempo quede retratado como incapaz.

Anoche, nuevamente, Sebastián Viera no pudo hacer nada para contener el primer tiro directo que le hicieron, un gol que ya tiró por el piso al equipo. Antes, nuevamente, Miguel Ángel Borja no encontró la categoría para definir las varias opciones que tuvo en los pies. Además, Didier Moreno volvió a perder una bola que marcó el gol que desbarató el partido.

En tres partidos a Junior le han encajado 7 goles y solo anotó 1. Desolador.

Son cosas que se ven y que hay que decir, ya que Juan Cruz Real no se lo va a expresar a sus jugadores. Ya sea por temor a perder al control del grupo o por un exceso de complacencia.

El problema de Junior no es cuantitativo, pues los puntos están sobre la mesa. La desgracia es cualitativa, porque las características de los protagonistas no dan para pensar en algo bueno. Dejan un margen muy pequeño para la esperanza.

No queda sino esperar en el camino donde han ido sembrado incapacidad, que de la noche a la mañana germine la jerarquía. A ver si salvan el semestre y el técnico defiende su puesto.